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La región de Évora tiene una rica historia que se remonta a más de dos mil años en el pasado, como demuestran monumentos megalíticos próximos como el Dolmen de Aguiar ("Anta do Zambujeiro") y el Crómlech de los Almendros.
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Évora fue sede de las tropas del general romano Sartorio que, junto a los lusitanos, enfrentó a las tropas del Ejército romano. En la época del emperador Augusto (63 a.C. - 14 d.C.),
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Évora se integró en la provincia de Lusitania y se benefició de una serie de transformaciones urbanas, de las que el templo romano de Évora
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Las murallas de la ciudad fueron reconstruidas sobre las romanas, construyéndose un alcázar y una mezquita sobre el área de la acrópolis romana.
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Alfonso Enríquez le otorgó su primera carta (Carta de los derechos feudales) en 1166, estableciéndose en la ciudad la Orden de Calatrava (más adelante Orden de Avis). Entre los siglos XIII y XIV se edificó la catedral de Évora, una de las más importantes catedrales medievales portuguesas, construida en estilo gótico y enriquecida con numerosas obras de arte a través de los siglos.
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Manuel I le dio una nueva carta foral en 1501 y construyó su palacio real en Évora, en una mezcla de los estilos mudéjar, manuelino y renacentista. Juan III ordenó la construcción de la Iglesia de Gracia, templo renacentista donde planeaba ser enterrado, y durante su reinado se construyó el Acueducto de Agua Plata de Francisco Arruda. El Cardenal Infante Enrique I de Portugal, fundó en 1550 la Universidad de Évora, afectada a la Compañía de Jesús.
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En los siglos XVII y XVIII fueron renovados o construidos desde cero en estilo manierista edificios importantes de la ciudad. En el patrimonio de Évora se destaca el presbiterio barroco de la catedral, diseñado por el arquitecto Johann Friederich Ludwig, y muchos altares y paneles de azulejos que cubren el interior de las iglesias y de la Universidad.